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Dos caras de una misma política contra los migrantes

 

 

Por: Alfredo Valles,
miembro del BP del CC del PCM

En las últimas semanas, Sandra Cuevas, alcaldesa de Cuauhtémoc en Ciudad de México, ha emprendido una dura campaña contra los migrantes que mantienen un campamento en la Plaza Giordano Bruno, en la colonia Juárez. A quienes llama invasores o secuestradores de la vía pública, a los que amenaza con la persecución policíaca de no ingresar voluntariamente a una nueva “casa del migrante”. Su postura política la asocia con la pretensión de reactivar económicamente la alcaldía y como respuesta a quejas vecinales.

Cuevas es miembro de la Fundación México Bonito, empresaria, integrante del PRD y alcaldesa por la Coalición Va por México. Tras el crimen en la estación migratoria de Ciudad Juárez, a fines de marzo, responsabilizó al gobierno federal. En realidad, ambas coaliciones políticas, en la que participa el partido de Cuevas y la que encabeza Morena, llevan a cabo la misma política antiinmigrante. Ocultando la matriz capitalista de su política, se señalan de los mismos abusos mientras ambos los llevan a cabo.

Entre mayo y abril Cuevas ha exigido que el gobierno capitalino retire de la vía pública a las familias de migrantes venezolanos, haitianos y centroamericanos que acampan en Giordano Bruno. Si bien como solicitud, a lo mismo ha instado el gobierno federal a la administración de Claudia Sheinbaum. Ésta también ha improvisado un albergue, pero en el bosque de Tláhuac. Detrás de las críticas a Cuevas, de su tono amable, el gobierno de Sheinbaum ha desalojado en dos ocasiones el campamento migrante en cuestión.

La primera entre el 16 y 17 de marzo, con la participación de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Ciudad de México, Grupo Beta, Instituto Nacional de Migración (INM) y Secretaría de Gobernación. La segunda en la madrugada del 10 de abril por parte de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social (SIBISO). Los migrantes fueron trasladados al albergue de Tláhuac. Ya en éste aquéllos son llevados a la fuerza a ciudades como Cuernavaca, Pachuca, Querétaro, Tlaxcala o Toluca, desterrándolos de la capital –mismo procedimiento que hace setenta y tres años aplicara el Estado burgués encabezado por el PRI contra los mineros huelguistas de Nueva Rosita y sus familiares.

Además, el gobierno de la Ciudad de México presume de entregar miles de Tarjetas de Visitante por Razones Humanitarias a los migrantes, pero si bien éstas autorizan la residencia legal y el empleo, al respecto se pueden observar dos cosas: nunca han impedido, durante el gobierno de Obrador, que los migrantes sean detenidos para deportación expedita a sus lugares de origen; además, estas Tarjetas de Visitante, por disposición de COMAR, impiden que el migrante abandone el estado donde realizó la solicitud. Que en estos casos puede ser Ciudad de México, Morelos, Hidalgo, Querétaro, Tlaxcala o Estado de México. Esta maniobra de Sheinbaum y Morena puede ser legal respecto a una normativa secundaria, de carácter migratorio, pero ilegal al mismo tiempo porque viola el libre tránsito de acuerdo con la constitución, así como indignante porque atropella a niños, a mujeres y familias trabajadoras; sea de una u otra forma, vuelve a los migrantes “delincuentes” por infringir “la ley” y, con estas maniobras, implementa la criminal política migratoria Obrador-Trump-Biden al obstruir o impedir el flujo a la frontera con EE.UU. y propiciar detenciones en redadas para deportaciones masivas.

La negativa de migrantes a permanecer en albergues gubernamentales ocurre debido a sus propias experiencias. En el país, bajo el sigilo de la noche y el manto de la impunidad, “las casas de migrantes” son idóneas para operativos de deportación; así como es un método probado para doblar la lucha migrante por sus propios objetivos. Los migrantes declaran que en estos “albergues” han sido golpeados y robados por población civil.

Mientras Cuevas bloquea el acceso a la Plaza Giordano Bruno, reduciendo a la debilidad a todos los migrantes que insisten permanecer en las cercanías del INM y COMAR para exigir el derecho de libre tránsito hacia la frontera y tramitar el asilo en EE.UU.; Sheinbaum disminuye el número de los migrantes en la capital, o bien los aprisiona en un “albergue”, evitando que tengan la fuerza suficiente para unidos exigir su propósito. Así ambas, como sus partidos, se complementan para derrotar la lucha de los migrantes.

Morena y aliados, con Sheinbaum y Obrador, cumplen los acuerdos con EE.UU. y dan beneplácito a los intereses de la burguesía de ambos países. Morena, con Sheinbaum y Obrador, y PRD-PAN, con Cuevas, llevan la misma política antinmigrante bajo un discurso común, “el respeto a los derechos humanos”, mientras compiten política y electoralmente por el favor de la burguesía y la pequeña burguesía en la alcaldía Cuauhtémoc y en toda la Ciudad de México; los primeros, por recuperar lo perdido en la campaña de 2021, los segundos, por afianzar y ampliar su progreso. En todo el país, el gobierno socialdemócrata y su oposición reaccionaria (PRI-PAN-PRD, MC, etc.) disputan entre ellos la proporción en que encabezarán la dominación de los monopolios en los próximos años.

Los trabajadores y la clase obrera en México pueden verse reflejados en la manera en que todos los partidos burgueses, sea con el discurso del orden (PRI-PAN-PRD, etc.) o de la libertad (Morena-PT-PVEM), concuerdan en aplastar a los migrantes, impedir que ejerzan los derechos que la misma constitución del país les reconoce, y llevar a cabo los intereses de los monopolios que implican los compromisos comunes con EE.UU. por medio de la política migratoria Obrador-Trump, luego ratificada como Obrador-Biden, así como del T-MEC.

Por lo tanto, Morena y sus aliados, con Obrador, Sheinbaum y los demás pre-candidatos, y su oposición reaccionaria, con Sandra Cuevas y el futuro liderazgo de su coalición, pueden acusarse de arbitrariedades mientras cada cual las llevan a cabo; de la misma manera que pueden acusarse mutuamente de llevar a cabo una política migratoria abominable movidos por transacciones económicas, y ambos tendrán razón porque esto es cierto. Sin embargo, también es cierto, sobre todo, que sus dos maneras de proceder son las dos caras de una misma política migratoria criminal contra los migrantes de origen centroamericano, caribeño o sudamericano, pero también de origen mexicano.

Los trabajadores y la clase obrera mexicana tienen un aliado en los hermanos migrantes, hoy perseguidos sin tregua por la burguesía y todos sus partidos en el país. Es necesario que se solidaricen con ellos, y que los integren a la lucha común de la clase obrera contra la burguesía. El camino es: lucha inmediata por libre tránsito o paso libre de los migrantes al destino que ellos elijan, asilo para todos los migrantes que así lo requieran, alto a la política migratoria criminal de Obrador-Trump-Biden y repudio al mando militar en los asuntos públicos del país y en el tema migratorio; en la lucha fundamental, derrocamiento del capital y su dominación para que todos los trabajadores, sus familias y niños puedan vivir en la mayor plenitud posible, con dignidad, verdadero bienestar y armonía.

 

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