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Zenyazen Escobar, su actividad “laboral” previa a su carrera magisterial ha determinado su comportamiento político

Marco Vinicio Dávila Juárez, miembro del CC del Partido Comunista de México.

Durante todo el tiempo en que he participado políticamente, ya más de 40 años, la lucha contra las diferentes expresiones de oportunismo con las que hemos confrontado ha sido dura pero ineludible; no por cuidar una supuesta pureza en los movimientos políticos o sociales que forja nuestro pueblo trabajador, sino por evitar que la bandera que se enarbola en las luchas, las demandas económicas o políticas sean utilizadas por gandules que se valen de las circunstancias, las debilidades e incluso la inexperiencia de los movimientos sociales para sus propios fines o para desvirtuar estas luchas..

En ese sentido, desde que Zenyazen Escobar formó parte de la LXVI Legislatura local, expresamos, en reuniones con el magisterio, en actos públicos donde participamos, una serie de señalamientos y denuncias sobre los intereses que Zenyazen Escobar debía representar y que, el actuar político del entonces diputado plurinominal indicaba que ya había negociado para asegurar su carrera política.

Estos señalamientos siempre se circunscribieron a su actividad pública, a sus posicionamientos tanto en el congreso como en los espacios en los que participaba; en la negativa permanente a recibir o escuchar los grupos del magisterio que exigían soluciones a las diferentes problemáticas del sector.

Cuando su amigo y compinche, el gobernador  Cuitláhuac García, también emanado del movimiento magisterial del 2013, lo ascendió a Secretario de Educación del estado, muchos de nuestros señalamientos fueron más evidentes, Zenyazen Escobar, ya sin el apoyo masivo del gremio magisterial, dejó ver con nitidez que protegía los intereses de los grupos particulares que controlan en el estado el negocio de la educación. Por lo que nuestros argumentos cobraron mayor fuerza al contar con más elementos, la defensa recalcitrante que de su persona hacían algunas maestras y profesores fue perdiendo fuerza.

Yo siempre expliqué, a quienes se atrevían a defenderlo,  que mis cuestionamientos al funcionario público eran siempre en el ámbito de su actividad política que era, y es, pública, evitando caer en las provocaciones que lanzaban incluso compañeros de él que lo conocían desde su época juvenil y del cual muchos medios y periodistas hicieron eco, su actividad “profesional” antes de que fuera maestro. Y la disculpa que hacía a ese hecho, es que finalmente cada quien sobrevive como puede, o como sabe, o como dice el dicho; “como Dios le da a entender”. Hoy, sin embargo, después de ver sus últimas acciones públicas durante el “acto oficial” por el 117 Aniversario de la histórica Huelga de Río Blanco, me queda claro y puedo afirmar que, su “actividad laboral” previa a su ingreso al magisterio sí ha determinado su conducta política, su escala de valores morales queda desnuda, como él cuando trabajaba en los llamados giros negros; la negociación en lo oscurito y la traición al magisterio en lucha y movilizado, hoy provocan el repudio masivo del sector que él uso para su ascenso político, aunque tenga entre sus allegados a la gente del ¡equipo político” de la Sección 32 del SNTE.

Nosotros lo conocimos, y lo conocemos; y desconfiamos siempre de su afán protagónico, acercándose siempre, solo o entonces acompañado, nada más, del hoy también secretario de educación, Víctor Vargas, a los movimientos de la región de las Altas Montañas para, como se dice popularmente “salir en la foto”.

Al movimiento magisterial del cual surgió y del que se valió para ascender hasta pretender ser candidato a gobernador u ocupar un escaño en el Senado, le debe quedar la experiencia, el oportunismo es un mal que hay que combatir duramente si se quiere alcanzar la victoria en la lucha por las exigencias vigentes de derogación de la mal llamada reforma educativa, la hoy disfrazada evaluación punitiva y todas aquellas demandas que hicieron levantarse al magisterio veracruzano hace más de 10 años.

(En la foto adjunta, de derecha a izquierda, Zenyazen Escobar, don Hipólito Flores Alonso, dirigente obrero de los trabajadores despedidos de CIVSA, en 1991 y un servidor, durante el acto político del 7 de enero del 2017, en Ciudad Mendoza, Veracruz.)

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