Durante la tercera semana de enero enfermeras y enfermeros del Hospital General, parte de la Secretaría de la Salud y principal institución que atiende a la población sin seguridad social en la ciudad, realizaron en días consecutivos un paro matutino y una falta colectiva de todos los turnos en exigencia del pago de su salario, no cubierto desde el 15 de diciembre.

Los enfermeros en lucha están bajo un contrato de cubre incidencias. La injusticia que se les impone supera episodios ocasionales. Si bien llevan años de trabajo ininterrumpido, ganan la mitad que un trabajador basificado; no tienen seguridad social para ellos y sus familias; y en general la patronal no les reconoce derecho laboral alguno.

El Estado explotador, escondido tras las ilusiones y la demagogia de “un sistema de salud universal, eficaz y gratuito, mejor que el de Dinamarca” o de slogans como “con el corazón por delante” conserva los efectos más perjudiciales de la descentralización de la salud, correspondiente a las gestiones de PRI y PAN, y sostiene la precarización laboral.

No es la primera vez que trabajadores de la salud, o en particular los enfermeros, de Tijuana o algún otro municipio de la entidad, protestan por sus condiciones de trabajo. Hace unos meses han exigido la conclusión del régimen de excepción laboral, plena basificación y absoluta igualdad salarial; lucha pendiente que necesita organización de clase.

Pese a la discriminación laboral de los gobiernos federal y estatal, a la agresión patronal ante la lucha de los trabajadores, el paro y la falta colectiva permitió a más de 70 enfermeros obtener un resultado satisfactorio a sus exigencias. La solución a los problemas de las y los trabajadores solo puede venir de sí mismos, de sus decisiones y determinación.