Biología y marxismo
Biología y Marxismo
Por Ángel Chávez Mancilla
Director de El Comunista, Órgano del
Comité Central del PCM
La semana pasada hicimos referencia de algunos científicos mexicanos (astrónomos, físicos y un matemático) que de forma fraterna pronunciaron conferencias sobre la ciencia en la URSS. Es decir, científicos que políticamente veían en la construcción socialista de la URSS una opción que brindaba mejores condiciones para la ciencia y para poner a la ciencia al servicio de la humanidad. Pero esta es solo una de las posibilidades de vínculo entre los científicos y el marxismo, otra posibilidad implica la utilización de la teoría marxista para el desarrollo de la investigación científica, es decir, analizar la realidad natural después de haberse puesto las gafas del marxismo.
En el texto Anti–Dühring y principalmente en Dialéctica de la naturaleza Engels presenta múltiples ejemplos de cómo los nuevos descubrimientos de las distintas ciencias podían ser estudiados y comprendidos por medio de las leyes de la dialéctica (unidad y lucha de contrarios, negación de la negación, y el salto de los cambios cuantitativos a cambios cualitativos). Estos textos son de gran valía para continuar los estudios de la naturaleza desde una visión marxista, pero consideramos que deben ser estudiados por todos aquellos que se desempeñan en la labor científica; pues tomados de una visión materialista y dialéctica de la realidad estarán en mejores condiciones para el desarrollo de su actividad, dado que les dotará de fundamentos epistemológicos que hoy suelen ser estudiados por la filosofía de la ciencia.
Aunque en la actualidad los estudios de la filosofía de la ciencia en las universidades están dominados por corrientes de base idealista, es de utilidad saber que cuando el movimiento comunista internacional avanzaba y la construcción socialista se consolidaba, a los ojos de millones de trabajadores (obreros y científicos) el marxismo-leninismo aparecía como lo que es: la teoría más avanzada para el conocimiento y transformación de la realidad natural e histórico-social. Por tanto, la aplicación del marxismo a las ciencias naturales no se circunscribió a la URSS, también en otras latitudes se siguió el ejemplo de Engels y los científicos buscaron comprender la ciencia a la luz del marxismo. Un ejemplo de cómo se vinculó el marxismo con las ciencias lo tenemos en el campo de la biología.
El más conocido científico que fuera de la Unión Soviética desarrolló una serie de estudios de biología a la luz del marxismo fue el francés Marcel Prenant. Quizás es Biología y marxismo [1](1936) su texto más polémico, debatido por los detractores del marxismo y por los seudo marxistas detractores del materialismo dialéctico. En este texto explicó los últimos avances de la biología de su momento con base en las leyes de la dialéctica, por tanto, aunque el conocimiento de la biología se ha venido desarrollando, es imprescindible leer el libro de Prenant para poder actualizar la aplicación de la dialéctica a los conocimientos científicos más recientes.
La aplicación del marxismo a las ciencias no fue exclusiva de la biología, también se elaboraron explicaciones dialécticas para el campo de la física, las matemáticas, la geografía, y demás ciencias. Un ejemplo de esto podemos encontrarle en el libro A la Lumiere du marxisme [2], que compila una serie de ensayos de científicos franceses que abordan las matemáticas, la tecnología, mecánica y astronomía. En éste libro Prenant colabora con el artículo “Ciencias biológicas y marxismo”. [3] Otros textos de Prenant que se tradujeron al español son Darwin. Un hombre y una época [4]; Darwin y darwinismo [5]; y Raza y racismo [6].
La influencia del avance del socialismo a nivel mundial también implicó una amplia difusión de la teoría marxista, fenómeno del que México formó parte. En el campo de las ciencias naturales y su relación con el marxismo, Marcel Prenant ejerció una influencia significativa a grado tal que el reconocido biólogo mexicano Enrique Beltrán inmediatamente hizo la traducción de Biología y Marxismo al español, texto que editó la Universidad Obrera (1936). La Universidad Obrera de México también abrió sus aulas para que Beltrán impartiera en 1938 el curso Biología y Marxismo, cuyos materiales desarrolló para posteriormente editar su propia contribución a la lectura marxista de la biología: Problemas biológicos. Ensayos de interpretación dialéctica materialista [7]. Gracias al estrecho vínculo entre Beltrán y Prenant, el libro del primero fue prologado por el científico francés.
En su mencionado libro, Beltrán presenta un balance de las corrientes filosóficas con base en las que se ha apoyado la biología, esto da por resultado una revisión de la historia que barca de Aristóteles y Galeno hasta el surgimiento del materialismo dialéctico. También desarrolla una explicación materialista de la materia viviente que le lleva a hablar del funcionamiento de las células y afirmar: “lo que es interesantísimo hacer notar desde luego, es el hecho de que el fenómeno de la división celular encaja perfectamente para explicar algunos postulados del materialismo dialéctico” [8], y uno de los ejemplos que da es el siguiente:
“En efecto, debido a su metabolismo, a la incorporación incesante de materiales que toma del medio ambiente, la célula aumenta paulatinamente el volumen, sigue aumentando, crece más aún, siempre dentro del terreno de los cambios cuantitativos (la cantidad de su volumen en este caso), hasta que llega un momento en que dicho crecimiento se detiene y en que la acumulación progresiva de los cambios cuantitativos provoca un fenómeno cualitativo, totalmente distinto en apariencia, como es el de la división celular.” [9]
Como se puede ver Beltrán aplica las leyes de la dialéctica, en este caso la ley del salto de los cambios cuantitativos en cambio cualitativo. Otro ejemplo de la dialéctica en la biología lo da al hablar del proceso de adaptación, pues hace evidente que existe una relación dialéctica interdependiente entre el medio y los organismos. [10]
Quizá la parte de su libro que es preferible destacar ahora es su capítulo V, en el que refiere a su estudio sobre los “Problemas de la herencia y el desarrollo”. [11] Digo esto porque permite ver desarrollado el ejemplo de Engels que más crítica ha recibido, el de la semilla que se niega para engendrar una planta, que posteriormente se niega en la semilla que engendra. La forma en que Beltrán aborda la cuestión da por resultado que detrás de este ejemplo de Engels hay otras múltiples relaciones dialécticas. Una primer relación dialéctica se refiere a que los procesos de herencia y variación (en los que está inserta la negación de la negación de la semilla) son elementos opuestos pero complementarios, así pues se hace presente la unidad y lucha de contrarios, hecho que rompe con la lógica formal y se coloca de lleno en la comprensión dialéctica. Sumado a esto, los procesos de herencia y desarrollo, dice Beltrán, responden a la relación Tesis-Antítesis-Síntesis, o que podría ser también la negación de la negación que engendra un nuevo fenómeno que recupera las características de los fenómenos que le preceden. Veamos como lo explica Beltrán:
“El juego combinado de una variación que aparece en un individuo cambiando su aspecto, y que al transmitirse a sus descendientes se encuentra contrapesada por el factor hereditario, dando por resultado el nacimiento de un organismo diferente por la acción combinada variación-herencia, es una de las múltiples cosas en que la naturaleza se nos presenta obrando con la cadena dialéctica de la tesis-antítesis-síntesis, que en éste caso será el organismo nuevo.” [12]
Como este ejemplo de exposición de la dialéctica intrínseca en la biología se pueden encontrar algunos otros con referencia al tema de la evolución, y las razas. Pero no sólo es la aplicación de la dialéctica lo que nos interesa del libro del Beltrán, sino también la defensa que hace del materialismo dialéctico frente a las posiciones idealistas. Uno de los pasajes en que expresa la claridad en materia epistemológica es cuando al hablar de la sistematización y calificación que ejercen los biólogos menciona: “Los grupos de clasificación ¿son simples abstracciones creadas por el naturalista para la mejor comprensión del sujeto que estudia? o, por el contrario, ¿corresponden a categorías que tienen una existencia objetiva en la naturaleza?” [13] En esta pregunta resume la cuestión esencial de la filosofía materialista e idealista: si la realidad material es primero y la conciencia lo secundario (materialismo), o si la primero es la conciencia y lo segundo la materia (idealismo). En este aspecto epistemológico Beltrán se declara fiel seguidor de Engels y de las tesis vertidas por Lenin en Materialismo y empiriocriticismo.
Dado que la cuestión esencial que diferencia al materialismo del idealismo es siempre la misma, si hoy planteamos las preguntas de Beltrán a las modernas filosofías éstas se descubrirían como idealistas. Algunos argüirían que el conocimiento científico es una construcción social colectiva creada por la comunidad de científicos; otros dirían que dado que a futuro otro paradigma explicativo surgirá, entonces el conocimiento científico no es objetivo sino relativo; otros dirán que la realidad no tiene un orden, leyes ni estructura, que estos son impuestos por los científicos a la realidad; algunos más dirán que la ciencia y el afán ilustrado de clasificar es propiamente occidental y con eso intentarán invalidar el saber científico. Todas estas opiniones tienen como base el idealismo.
El materialismo acepta que la realidad tiene existencia objetiva, es decir, independiente de la conciencia, y que cuando el humano conoce la realidad lo que hace es describir las determinaciones y relaciones de los distintos aspectos de la realidad y por tanto las clasificaciones no son creación subjetiva, sino que son hechas con base en la objetividad, no son imposiciones sobre la realidad, sino conocimiento extraído del estudio de la realidad objetiva.
Hay otra serie de temas vinculados a esta cuestión, por ejemplo el del desarrollo del conocimiento, la existencia de la verdad absoluta y relativa (distinta del relativismo), la teoría del reflejo y la categoría de la práctica. No obstante no los abordaremos ahora, pero advertimos que el materialismo dialéctico tiene respuestas para las múltiples cocciones de la filosofía de la ciencia idealista.
Como reflexión final es necesario considerar que el ejercicio emprendido por Prenant y Enrique Beltrán no ha tenido continuidad desde hace décadas, pues con el triunfo temporal de la contrarrevolución en la URSS y la oleada de abandono del marxismo que conllevó, también se dio un retroceso en el ejercicio del materialismo militante y se dejó de lado la aplicación del marxismo a las ciencias naturales.
Es menester que los científicos materialistas y los militantes comunistas conozcan la tradición marxista y su relación con las ciencias naturales; esto ayudará a los primeros a enriquecer su práctica profesional en la ciencia, y a los segundos les fortalecerá en la filosofía del materialismo dialéctico.
Así pues, invitamos a los biólogos militantes y a los biólogos materialistas a que conozcan la obra de Prenant y de Enrique Beltrán, que aprehendan la esencia y la transpongan a los más novedosos conocimientos científicos.
Para comentarios y sugerencias de temas a tratar: [email protected]
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[1] Marcel Prenant. Biología y Marxismo. Traducción y prólogo de Enrique Beltrán. México, Universidad Obrera, 1936.
[2] Jean Baby, Marcel Cohen, Paul Labérnne, et. al. A la lumiere du marxisme. París, Etitions Sociales Internationales, 1936.
[3] Este texto posteriormente fue traducido al español y editado por la editorial Grijalbo en el compendio M. Prenant, H. Wallon et. al. Cienias humanas y dialéctica. México, Grijalbo, 1969. pp. 13-25.
[4] Marcel Prenant. Darwin. Un hombre y una época. México, Quetzal, 1940.
[5] Marcel Prenant. Darwin y darwinismo. México, Grijalbo, 1969.
[6] Marcel Prenant. Raza y racismo. México, Fondo de Cultura Económica, 1939.
[7] Enrique, Beltrán. Problemas biológicos. Ensayos de interpretación dialéctica materialista. Prólogo de Marcel Prenant. Monterrey, Instituto de Investigaciones Científicas de la Universidad de Nuevo León, 1945.
[8] Beltrán op. cit. p. 41.
[9] Ibíd. p. 42.
[10] Ibíd. p. 54.
[11] Beltrán, op. cit. “Capítulo V. Problemas de la herencia y el desarrollo” pp. 79-103.
[12] Ibíd. p. 85.
[13] Ibíd. p. 136.