Mensaje del Comité Yucateco de Solidaridad con la Revolución Cubana
Mérida, Yucatán a 14 de noviembre de 2021
Una nueva agresión contra la Revolución cubana se pretende llevar a cabo por parte de grupos contrarrevolucionarios subvencionados por el imperialismo estadounidense, que al igual que el pasado 11 de julio, han convocado a una llamada “Jornada Cívica por el Cambio” para este 15 de noviembre, a través de diversos medios y con la inversión de miles de dólares, siendo esta una acción más de la Guerra No Convencional de los Estados Unidos contra Cuba, con la que buscan manipular a la opinión pública internacional al intentar ocultar la verdad sobre sus intenciones diciendo que los convocantes no son “ni de derechas ni de izquierdas” sino de la sociedad civil, una estrategia ya vista en otros países con la que intentan articular golpes blandos y derrocar gobiernos.
La realidad es que el gobierno de Joe Biden, siguiendo los pasos de la administración de Donald Trump, ha incrementado desde su inicio la subvención económica para los grupos contrarrevolucionarios al interior de la isla, y aunque son minoría, han encontrado nuevos personeros de sus intereses que anhelan una intervención militar y el derrocamiento de la Revolución. Ese es el verdadero carácter de la convocatoria del 15N, lanzada inicialmente por la llamada “Plataforma Archipiélago”, cuyo principal promotor es Yunior García Aguilera, quien recientemente fue incorporado al “consejo deliberativo” de Cuba Próxima, una organización contrarrevolucionaria que sueña con la restauración del capitalismo en la isla caribeña. Esta organización recibe miles de dólares para llevar a cabo campañas de desinformación y desestabilización sobre la realidad cubana y está vinculada a grupos terroristas radicados en Miami, recibiendo recursos de diferentes agencias gubernamentales estadounidenses (NED, USAID, IRI). Otro de los organismos contrarrevolucionarios que se ha sumado al llamado pro-imperialista para el 15N es el “Consejo Para la Transición Democrática en Cuba”, el cual aglutina a diversos sectores pro-capitalistas y anexionistas, y que, en su programa de 50 medidas publicado en meses pasados, expone explícitamente que: “esta nueva política debe ser convertir a Cuba en una economía de mercado en la que el sector privado, las empresas de titularidad privada, sean el eje de la economía”. Para la restauración capitalista esta organización enumera entre otros los siguientes pasos: “Extensión del mercado como instrumento de asignación al conjunto de las actividades y sectores de la economía; El Estado dejará de ejercer el control directo de la actividad empresarial; Ejercicio libre de la actividad privada comercial y distribución en todo el país. Promoción de la actividad privada en el sector de la logística, almacenes y distribución; Proceso de privatización abierta y transparente de empresas, organismos y activos estatales, incluyendo la tierra productiva; Promoción de la iniciativa privada como patrocinadores en todas las actividades culturales, artísticas y deportivas de la Isla; La reducción del presupuesto estatal”. No hace falta mucho análisis para percibir el carácter absoluto pro-capitalista del programa, los contrarrevolucionarios desean desarticular las conquistas de la Revolución y regresar a Cuba a una situación de coloniaje y sobre-explotación, violando su soberanía, su autodeterminación y garantizando su devastación a manos del Imperio estadounidense.
Esta convocatoria contrarrevolucionaria desde el inicio es acompañada por declaraciones de provocación e injerencia por parte de diversos voceros del imperialismo, que en sus diatribas amenazan con nuevas sanciones y el recrudecimiento del bloqueo genocida impuesto desde hace más de 60 años. Al igual que el pasado 11 de julio, pretenden utilizar la coyuntura para desestabilizar a la sociedad cubana, pues justamente para el 15 de noviembre el gobierno revolucionario anunció el retorno a las aulas de miles de estudiantes y la apertura de las fronteras para los visitantes, todo esto, en medio del combate al Covid-19 y de la crisis económica global, siendo Cuba el único país del mundo que ha desarrollado al menos tres vacunas exitosas con las que ha inmunizado a su población, destacándose incluso frente a las naciones “desarrolladas” de Europa, que ahora enfrentan una cuarta ola de la pandemia.