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Cárdenas Y López Obrador

 

 

 

Por: Héctor Ramírez Cuéllar

El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas está retirado de la militancia política activa desde hace varios años, pero esto no impide que pueda opinar sobre los grandes problemas nacionales, la conducción del gobierno, el comportamiento de las distintas fuerzas políticas y otros asuntos de interés general. Es posible que se tenga diferencias en torno a sus apreciaciones sobre la vida del país, pero lo que es indudable es que se trata de un político que es congruente con sus puntos de vista, que habla con plena libertad sin buscar ningún elogio y que lo que afirma lo defiende en los hechos, cuando es necesario hacerlo.

Cuando se produjo la victoria presidencial de Andrés Manuel López Obrador, jamás alentó demasiadas perspectivas de que se producirían grandes transformaciones en la estructura material y política de la nación, quizá porque conocía muy bien las virtudes y los defectos del político tabasqueño y por lo tanto ha mantenido una actitud prudente y reflexiva, frente a él, ajena por completo a los ataques permanentes, pero también al apoyo mecánico, como el que caracteriza a los dirigentes de Morena y solo de una manera eventual formula sus consideraciones políticas con la responsabilidad y la profundidad que siempre le han distinguido.

Al participar en una mesa redonda, en la Feria Internacional del libro con sede de Guadalajara y en referencia a un posible balance de los tres años del régimen de la Cuarta Transformación, dijo: el crecimiento económico ha sido muy bajo, continúan los rezagos de la pobreza y de la miseria en que se debate por lo menos la mitad de la población, persiste una gran desigualdad social, la violencia se ha extendido en la mayoría de las entidades federativas, existe un gran desempleo y enormes deficiencias en la salud y en la educación.

En el plano de las propuestas concretas, insistió en una que es fundamental, la necesidad de realizar una reforma fiscal progresiva que grave las grandes fortunas, elevar las inversiones productivas tanto públicas como privadas e incrementar en forma considerable el Producto Interno Bruto, así como implementar un auténtico plan nacional para combatir la violencia y la criminalidad que están incontroladas, como lo confirman todos los días los medios de comunicación.

Además, señaló un aspecto muy importante: no existen de parte del partido del gobierno, de los partidos políticos, propuestas coherentes, debidamente elaboradas, surgidas de una serie de estudios serios sobre los grandes problemas nacionales, para tratar de superarlos de una manera justa y democrática, en beneficio de la mayoría de la sociedad, debido a que en el país impera la confrontación estéril, la descalificación inmediata, la falta de diálogos y consensos entre las fuerzas políticas.

Tiene razón el ingeniero Cárdenas.

Según las últimas estimaciones del Banco de México, que, junto con el INEGI, son las instituciones que aún tiene una alta credibilidad en sus informes, el proceso de recuperación de la economía nacional se redujo un O.4 % y por lo tanto también la tasa anual a 4.7%, habiendo sufrido un gran deterioro las exportaciones manufactureras y las automovilísticas por lo que, si se acumularan durante dos años consecutivos estos rasgos distintivos, la economía nacional no solo no crecerá, tratando de regresar a los niveles anteriores a la pandemia, sino que se mantendría estancada, concluyendo algunos analistas que este comportamiento negativo continuaría durante todo el sexenio, en que solo se llegará al 5.8% en relación con el año de 20I8.

Sin adelantar todavía resultados generales y en espera de que en los próximos meses se reanude el crecimiento de la economía nacional, conjurando las perspectivas catastróficas que están en marcha, incluyendo los efectos que pudiera tener la nueva variante Omicron, del Covid, es posible formular la siguiente conclusión, que por ahora es de carácter preliminar, que en el sexenio de Morena no habrá crecimiento económico por lo que incluso los sexenio de los gobiernos neoliberales le habrían superado en este aspecto esencial.

Este fenómeno, profundamente condenable, no solo para el crecimiento de la economía nacional sino también para el bienestar de la población, como dice Cárdenas, se debe, entre otros factores a que en este gobierno no ha habido ningún aumento importante en las tasas de inversión productiva, tanto públicas como privadas, ya que los presupuestos de egresos han sido inerciales, es decir, solo atienden en realidad a las necesidades de financiamiento de las llamadas obras prioritarias, dejando el resto de las actividades del país en el abandono.

Otro aspecto que Cárdenas analiza es el relativo a la persistencia de los grandes niveles de pobreza y de desigualdad social que no solo se han mantenido sino que incluso se han profundizado, como lo documentan ampliamente los estudios del INEGI que concluyen que más de 9 millones de personas perdieron su empleo durante el confinamiento de la pandemia, que más de 6 millones ingresaron a lo que se llama la pobreza alimentaria y que la aplicación de los programas sociales en los cuales se gastan más de 600 mil millones de pesos anuales, solo han ayudado a satisfacer necesidades básicas del consumo de quienes los reciben pero que de ninguna manera y en ninguna forma han permitido a esos mexicanos salir del estado de postración y explotación en que se encuentran.

En el último trimestre del presente año, apareció un factor preocupante pues la tasa de inflación también se descontroló aumentando a un 7. 5 %l, afectando más aún sus ya de por sí precarios ingresos de por lo menos la mitad de la población nacional. EL Banco de México había afirmado que este fenómeno era transitorio, es decir, que sería superado en breve espacio de tiempo, pero en el último informe eliminó esta temporalidad, concluyendo que este aumento de los precios estará presente en por lo menos la primera mitad del año próximo, si se mantiene un cálculo optimista por parte de los funcionarios de ese organismo autónomo, que se encuentra bajo asedio político por parte del titular del Ejecutivo, pues ha designada a una economista, para que ocupe la Presidencia, Victoria Rodríguez Ceja, que es de su entera confianza política pero que carece de competencia técnica para ejercer este cargo tan delicado como importante, como se confirmó durante su comparecencia en la Cámara de Diputados, en cuyo caso, si se aplicara la normatividad vigente, dicho nombramiento debió ser rechazado por los legisladores a los que les invadió el “espíritu navideño”.

 

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