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La Mercantilización  De Las Actividades Electorales

 

 

Por: Héctor Ramírez Cuéllar

 

Las actividades electorales que están  en marcha tienen una base material, el uso de recursos  financieros importantes, por un lado y por el otro, la consecución de  objetivos económicos  y políticos con el fin de lograr el fortalecimiento y la consolidación de los partidos y de los grupos que están en la contienda. El resto de los factores o  de los ingredientes que forman parte de escenario, son de carácter secundario o  complementario,  es decir, la exposición  y la defensa de un programa de reivindicaciones políticas, las propuestas concretas para resolver los grandes problemas nacionales y la propia organización de las actividades proselitistas, las cuales se rigen por medio de la mercadotecnia, es decir, por el uso masivo de recursos financieros, que incluyen, entre otros aspectos, la contratación de especialistas en estos asuntos, el pago de salarios para los comisionados y los organizadores de los eventos, los actos de publicidad y de la propagación de las imágenes de los candidatos, cobran de pronto una enorme  relevancia y después se programan los gastos que habrán de realizarse durante el día de las  elecciones.

Es necesario concluir que desde hace varias décadas, la mercantilización de las actividades electorales ha sido un fenómeno vigente, general, que ha estado presente    en todas las contiendas y por lo tanto los partidos, grupos, personalidades  que dispongan de mayores volúmenes de  recursos económicos, independientemente de las definiciones ideológicas y  de los  programas políticos que enarbolen, son los que pueden participar más exitosamente en estas tareas y por lo están  ante la posibilidad  de obtener  un mayor número de votos, por consiguiente,  más   puestos públicos y por lo tanto, de un mayor poder económico y político, nacional o regional.

Aunque la Constitución y las leyes electorales, establecen que todos los partidos políticos participarán  en las elecciones en términos de igualdad y de equidad, este tratamiento en la práctica nunca ha  existido, es un engaño propio  de la  naturaleza de la  democracia burguesa,   en primer lugar, porque los partidos que tuvieron las mayores votaciones en las elecciones anteriores, tienen mayores prerrogativas  económicas por parte el INE y por lo tanto pueden adquirir un mayor número de sufragios ya que tienen un notable ventaja  desde un principio. Los partidos, en forma proporcional a los recursos que perciben,  tanto por conductos oficiales, como por los medios ilícitos, pueden realizar mayores gastos de propaganda y de publicidad, pueden efectuar actos más grandes de ciudadanos, contratar agitadores, promotores o publicistas, efectuar regalos a los potenciales electorales para comprar su sufragio y por lo tanto, los volúmenes de recursos financieros de que dispongan, constituyen el factor determinante, el que determina  los resultados comiciales finales.

La mercantilización es un fenómeno que está  presente en todas las fases de los procesos electorales, desde la  selección de los candidatos hasta la calificación final,   en donde el factor dinero es de primordial importancia. En la actualidad, en algunos partidos se venden postulaciones  partiéndose  del criterio de que se está  efectuado una inversión, como cualquier otra, es decir,  intentan asegurar un puesto público ya sea en las cámaras legislativas, como en la estructura gubernamental,  estableciéndose  la posibilidad, de que se pueden mejorar y ampliar las formas para obtener contratos, concesiones y relaciones privilegiadas con muchos funcionarios públicos,  de tal forma  que una vez que se obtiene el triunfo correspondiente, se recupera  el gasto realizado. Al referirse a las listas plurinominales, también se pueden comprar lugares  que permitan asegurar el triunfo correspondiente, incluso sin haber realizado ninguna campaña electoral. Otro mecanismo que está  vigentes consisten en  que los grupos económicos nacionales  y regionales, carteles  de narcotraficante y  del crimen organizado, demandan algunos  de estos  puestos, a cambio de ejercer una determinada presión sobre los electores que sea beneficiosa para los partidos o bien la transferencia de recursos para financiar las campañas, confiados como están que no serán detectados ni sancionados por el INE.

Se ha afirmado, en forma ingenua, que las campañas electorales representa  una gran oportunidad para que se puedan dar a conocer y enfrentar los proyectos políticos que cada uno de los partidos tiene sobre la nación, y que por lo tanto, se confrontan  ideas, posturas  para solucionar los grandes problemas nacionales, lo cual fortalecería la educación cívica de los ciudadanos pero en la práctica esto no ha sucedido ya que las campañas electorales, tal como están diseñadas,  no permiten,  ni facilitan el debate de las ideas, no fomentan la discusión política,  en virtud de que  los publicistas  prefieren las tácticas de la  mercadotecnia mercantil o comercial , como si los candidatos fueron tan solo  un producto más en el mercado.  De esta manera, se difunde masivamente la imagen de los aspirantes a ocupar un cargo de elección popular, pero no el contenido de sus mensajes.  Por ejemplo, todos los candidatos de Morena afirman que estamos  viviendo una gran transformación, pero hasta hoy nadie ha precisado las características que esa tiene, ni la profundidad y la trascendencia de esos cambios, pero se da por  hecho que existen y   que están  en marcha,  como si fuera parte de la vida diaria  de los ciudadanos. Esa es una simple  manipulación de carácter electoral, ya que no corresponde a ninguna  realidad social y política  concretas.

La mercantilización se expresa en las campañas electorales como una simple manipulación, es decir, como una mera invención  arbitraria de una serie de fenómenos políticos y sociales que  no existen pero  que fuerza  de repetirse  en forma  incesante en los medios de comunicación, se toman como si fueran observables en la convivencia humana. Es necesario citar  dos ejemplos, así al  respecto: se afirman que se han reducido los números de homicidios y de   desaparecidos, pero los propios datos oficiales señalan que no es así,   que  se acabó con  la corrupción, pero los medios de prensa informan que están presente estas conductas en el gobierno y  el seno de la sociedad. Se parte de la tesis anticientífica de que  ignorando o negando una realidad económica y  social o política concreta o   específica,  esta puede desparecer, como si fuera una  simple creación  subjetiva de un individuo,  de un gobernante,  pero esa  realidad,  es reconocerla, admitirla,  es necesario examinarla en todos sus aspectos e implicaciones y tomar una serie de medidas para superarla o erradicarla, pero la mercadología imperante lo  impide.

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