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¡Lenin vive!

Lenin,
de nuevo
vivo, llama:
-¡Proletarios,
Formad
para la lucha final!

Vladimir Mayakovski

 


 

Hace un siglo, el 21 de Enero de 1924, dejó de latir el corazón de Vladimir Ilich Lenin, pero sus ideas palpitan con gran vigencia hasta nuestros días, con igual vigor que en los años en que vivió, y actúo, y guían la actividad revolucionaria para el triunfo mundial del proletariado contra la burguesía.

Su vida y obra son una fuente inagotable de lecciones. Desde su temprana juventud asumió el marxismo, estudiándolo a fondo, sistemáticamente, para a los 23 años iniciar una producción teórica que por tres décadas enriqueció el aporte de Karl Marx y Friedrich Engels. Es correcto entonces que a la teoría revolucionaria de la clase obrera se le denomine marxismo-leninismo.

Su imperecedera obra teórica surge en un periodo en que el modo de producción capitalista se desarrolló a su última fase, el imperialismo, cuestión que no se conoció durante la vida de Marx y Engels. Los monopolios, así como la fusión del capital industrial y bancario, llevan al sistema a sus límites históricos, al parasitismo y la descomposición, a la antesala de la Revolución. Con gran precisión Lenin encuentra las características del imperialismo, el capitalismo de los monopolios. Lenin también llama la atención de un fenómeno que se incentiva durante la fase imperialista del capitalismo: el oportunismo, es decir los agentes burgueses en el movimiento obrero, contra los que combatió sin tregua hasta desenmascararlos y derrotarlos. El combate contra el capitalismo en su fase imperialista y los oportunistas continua, y así será hasta la victoria, primero en cada país y luego mundial del socialismo-comunismo. Elementos oportunistas en el movimiento comunista contemporáneo, se han sumado al ataque a la teoría leninista del imperialismo, adoptándola formalmente y tergiversándola en los hechos: la mixturan con el análisis ideológico de la burguesía de globalización, imperio, geopolítica, para asumir que se trata de una división entre Norte y Sur, entre Occidente y Oriente, entre una metrópoli y su periferia, entre un país o países dominantes y países eternamente dominados; en un enfoque dogmático y anticientífico elevan la dependencia a un carácter eterno e inamovible, como si el proceso productivo, la centralización y concentración no transformaran antiguas colonias o países dependientes en economías capitalistas poderosas, por ejemplo la India, China, México. Omiten que en cada país hay lucha de clases y que la ominosa pauperización de la clase obrera y las capas populares, la ruina de la pequeñaburguesía no impide que los monopolios se fortalezcan, tengan superganancias, maximicen la explotación, exporten capitales; toman partido por unos monopolios para luchar contra otros monopolios, se alían con su burguesía contra otras burguesías, apoyan a un bloque de países capitalistas, contra otros países capitalistas, y quieren que los trabajadores levanten una bandera ajena.

Siguiendo a Lenin, levantando las banderas del marxismo-leninismo y el internacionalismo proletario los comunistas luchamos contra el imperialismo, no como un ente exterior, como la “nueva Roma”, sino contra el capitalismo de los monopolios, contra nuestra propia burguesía y contra todas las burguesías, sin considerar ninguna alianza temporal con el enemigo de clase. Esto adquiere mayor importancia en condiciones que los antagonismos entre países capitalistas y bloques de países capitalistas se agudizan, cuando la competencia es feroz, por mercados, mano de obra barata, recursos naturales, rutas comerciales y la guerra imperialista es inevitable.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial y la II Internacional entró en descomposición al abandonar la bandera roja, Lenin y el Partido Bolchevique, junto a los espartaquistas alemanes, asumieron la posición de principios, contribuyendo decisivamente con ello al reagrupamiento internacional de los comunistas revolucionarios, en Zimmerwald y Kiental, sentando así las bases de la III Internacional, la Internacional Comunista. Frente a la mayoría de la socialdemocracia, tornada en socialchuavinista, apoyando a sus propias burguesías en una carnicería donde la vida de los trabajadores de distintos países fue sacrificada, Lenin y los comunistas, demostraron que la guerra era imperialista por ambos lados, y que el proletariado tenía el deber de permanecer independiente, declarar la guerra a la guerra, oponer el socialismo a la barbarie imperialista. Se nadó contracorriente, en minoría, sometidos a una lluvia de calumnias, en medio de distintos mecanismos represivos, como la prisión para Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht –desaforado como parlamentario por votar contra los créditos de guerra-, la persecución a Lenin –difamado como agente de los alemanes-, pero los comunistas no cesaron su actividad: oposición política militante en los parlamentos, huelgas, agitación en las mismas trincheras, motines, levantamientos, y la Gran Revolución Socialista de Octubre en 1917. Los oportunistas de hoy, en sus posiciones teóricas y políticas corrompidas también atacarían a Lenin y los bolcheviques, condenarían a los espartaquistas, de la misma manera que forman filas en la guerra imperialista en uno de sus lados, llegando al ridículo de pensar que los contrarrevolucionarios rusos que haciendo parte del equipo de Yeltsin para el derrocamiento temporal de la construcción socialista en la URSS, son continuadores de la URSS, y que Putin, que atacó a Lenin y Stalin, y que fundamenta la agresión imperialista rusa en el discurso hitleriano del “espacio vital” estaría al frente de una guerra “antifascista”. Con el ejemplo de Lenin, hoy confirmamos que los trabajadores del Mundo no tienen lado en la presente guerra imperialista que camina a generalizarse, que no elegimos entre unipolaridad y multipolaridad, que no elegimos entre la alianza que lidera EEUU o la que lidera China y Rusia, que nuestra elección es luchar por el socialismo-comunismo.

La guerra imperialista que estalló en Ucrania, imperialista por ambos lados, tanto Ucrania, la UE/EEUU/OTAN, como de Rusia y sus aliados también acentúo la situación de crisis del movimiento comunista internacional. Incluso Partidos que parecían estar en una dirección revolucionaria, por ejemplo en Rusia y los EEUU, han formado filas en el socialchauvinismo, con una degradación ideológica veloz, estos partidos, a pesar de sus nombres, no conservan ni un ápice de ideología comunista. Lejos de ser antiimperialistas, estos partidos se ponen gustosamente del lado del enemigo de clase contra el movimiento comunista internacional. Escupiendo en la cara del internacionalismo proletario, acusan a las fuerzas revolucionarias de participar en una ‘lucha política sectaria’ mientras se ponen del lado de un bando del capital contra el otro. Con más énfasis nos comprometemos en el reagrupamiento revolucionario internacional de los comunistas, por una estrategia revolucionaria unificada, con optimismo, sin temor a las dificultades, los obstáculos, las calumnias. Saludamos todos los esfuerzos en esa dirección, por ejemplo, la Acción Comunista Europea, la Revista Comunista Internacional.

Los comunistas de EEUU y México cumpliremos con nuestros deberes, luchando contra USMCA-TMEC, una de las alianzas interestatales del imperialismo más sólidas, contra la política antiinmigrante conjunta de Trump-Biden-Obrador, para que los trabajadores de EEUU y México choquen contra la guerra imperialista y las políticas agresivas contra los pueblos. Por una fuerte unidad de los trabajadores de EEUU y México para el derrocamiento del capitalismo y la construcción del socialismo.

Otro gran aporte de Lenin es la experiencia de la toma del poder y la construcción del socialismo en la URSS, así como sus características generales e irrenunciables: poder obrero revolucionario, socialización de los medios de producción concentrados, planificación central y científica de la economía, control obrero de la producción, combate a muerte a las relaciones mercantiles. Vivimos la transición histórica del capitalismo al socialismo-comunismo. Los comunistas de EEUU y México haremos el máximo esfuerzo para que los trabajadores de nuestros países lleven adelante esa tarea, porque el pasado hay que hacer añicos, legión esclava en pie a vencer, el mundo va a cambiar de base, los nada de hoy todo han de ser.

Al igual que para Marx y Engels, la obra de Lenin estuvo totalmente asociada a la acción revolucionaria, a la práctica política de los trabajadores para derrocar el capitalismo, y por ello el rol del Partido Comunista es imprescindible. Asumimos plenamente la teoría leninista del partido de nuevo tipo, del partido clasista e internacionalista de vanguardia. Sacamos lecciones del doloroso aprendizaje del browderismo y sus manifestaciones contemporáneas. Somos más conscientes de que el Partido no es un simple organizador o un componente más de factor subjetivo. El Partido Comunista es el propio factor subjetivo de la Revolución Proletaria, y no tiene sustituto alguno.

El Partido Comunista es el partido político de la clase obrera, su deber es luchar en cualquier condición -a pesar de la correlación de fuerzas desfavorable incluso- por el programa político de ser sepultureros de la burguesía y constructores del mundo nuevo sin explotación. Ahí también el oportunismo antileninista choca contra Lenin, plantean una etapa intermedia, una ininteligible formación entre el capitalismo y el socialismo, que finalmente termina fortaleciendo el capitalismo. Con Lenin nos posicionamos por la Revolución Socialista, por su Programa, por su método de lucha, contenido y forma

En EEUU y México el proletariado revolucionario de vanguardia se colocó con Lenin en los momentos decisivos. Seguimos el ejemplo de Sen Katayama, John Reed, David Alfaro Siqueiros, Julio Antonio Mella, José Guadalupe Rodriguez, entre tantos otros.

Lenin está vivo para nosotros; en la prisión, ante la estadística tendida por el suelo, escribiendo El desarrollo del capitalismo en Rusia; en la clandestinidad y el exilio escribiendo en tinta simpática a la militancia, burlando a la Ojrana; debatiendo en el Consejo de Redacción de la Iskra, discutiendo apasionadamente en el Congreso del Partido contra Martov, Plejanov y Trotsky, con la camisa arremangada imprimiendo en hectógrafo la literatura del Partido, en vela traduciendo las obras de Marx y Engels, discutiendo con Junius sobre el carácter de la Guerra y el asunto de las nacionalidades, enseñando marxismo en círculos clandestinos en Rusia o en la Escuela de Cuadros en París, sentado en un tocón redactando El Estado y la Revolución con la muerte asechándolo; para nosotros Lenin está vivo, como el obrero Konstantin Ivanov, a pie desafiando retenes para llegar al Smolny en la noche del 6 al 7 de Noviembre de 1917 y hacer amanecer la Historia, y constatar lo escrito poco antes: “es más agradable vivir la experiencia de la Revolución que escribir acerca de ella”.

Con la bandera de Lenin, armados del marxismo-leninismo, los comunistas de EEUU y México rendimos homenaje a nuestro Jefe, el Jefe del proletariado internacional, Vladimir Ilich Lenin.

“…Y Lenin es joven de nuevo
Octubre vuelve a florecer…”

¡Proletarios de todos los países, uníos!

 

 

  • Partido Comunista de México
  • Plataforma Comunista de los Trabajadores de EEUU

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