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Muñoz Ledo Y López Obrador

 

 

 

Por: Héctor Ramírez Cuéllar

 

Porfirio Muñoz Ledo afirmó que en los próximos tres años se desintegraría el gobierno de López Obrador y que entonces se iniciarían una serie de cambios políticos para construir lo que él denomina la república democrática. Después recibió la invitación de la dirección Nacional de Movimiento Ciudadano, que preside Dante Delgado, para que se incorporara a ese partido, “con el objeto de orientarlos en virtud de la capacidad política que tiene”, pero el descartó esta invitación y en cambio sí aceptó esa tarea, afirmando que seguiría militando en las filas de Morena, describiendo una relación política que se antoja demasiado ambigua.

No es la primera vez que Muñoz Ledo incurre en una serie de imprecisiones y veleidades que revelan que se encuentra totalmente desubicado en la realidad política nacional, pues admitió tácitamente que su lucha en el interior de MORENA ya había terminado y que ahora buscaba otros derroteros políticos en el seno de una organización que en los últimos años se ha caracterizado por su conducta incongruente, su actitud cambiante y oportunista pues en la práctica está asumiendo una línea que no le obliga a mantener ninguna postura de oposición al actual partido gobernante y que seguirá actuando una manera absolutamente pragmática, es decir, solo pretende fortalecerse como una organización autónoma, según las circunstancias políticas de cada momento.

Invitar a Muñoz Ledo a que “oriente” al MC no obstante que declaró que seguiría siendo miembro de Morena, es una actitud por lo menos extraña pues se ratificó en la presidencia de esa organización al senador Dante Delgado y se integró un nuevo Comité Ejecutivo Nacional, que estaría demostrando a priori que es absolutamente incapaz para dirigir esa agrupación y que por ello se necesita a Muñoz Ledo para llevar a cabo esta tarea, a pesar de que no es militante de este partido.

En la práctica, podemos afirmar que, con esta determinación absurda, dejaría de operar la corriente o el grupo que se creó por parte de Muñoz Ledo para depurar y democratizar a Morena pues desde hace varios meses sus presuntos integrantes no realizan ninguna actividad en ese sentido, por lo que han dejado el camino libre al grupo de Mario Delgado para que continúe manejando esa organización partidaria en función de los deseos y de las instrucciones que dicta el Presidente de la República.

Por el contrario, todos los datos concretos que arroja la realidad política del país indican que en los próximo años, se ampliaría y fortalecería la tendencia autoritaria que encabeza López Obrador y que en este perspectiva, se está alentando, desde el gobierno, en todos sus niveles, la participación de los ciudadanos en la consulta sobre la revocación del mandato ya que de resultar victorioso el titular del Ejecutivo, podría incluso tener un fundamento mayor la posibilidad de su reelección.

El Presidente, en lo individual, tiene, en la mayoría de las encuestas levantadas, un gran apoyo popular, pero en cambio, al preguntarles a los ciudadanos sobre la actuación del gobierno, su respuesta es reprobatoria. Esta contradicción resulta inexplicable.

López Obrador tiene el respaldo político de las fuerzas armadas, dispone cada año de 600 mil millones de pesos para el financiamiento de los programas sociales, es decir, para poder comprar votos, MORENA, es un movimiento amorfo y gelatinoso en donde encontramos desde los grupos de la derecha, muchos provenientes del PRI, hasta algunos miembros de grupos de izquierda, pero tiene en su poder la mayoría de las gubernaturas de los estados y desde luego controla y maneja la Cámara de Diputados como si fuera era una simple oficina de trámites del Ejecutivo.

Por lo tanto, el gobierno está en uno de los puntos más elevados de su gestión precisamente porque las fuerzas opositoras no han sido capaces de conformar un sólido frente político que les permita contenerlo; pero como ocurre con estos regímenes populistas y mesiánicos, salvadores y redentores y la experiencia política así lo indica, tendrá un punto de declinación, pero el peligro mayor seria que la salida para la actual situación sea un viraje hacia la derecha, un régimen parecido al de Jair Bolsonaro, en el Brasil, ya que las fuerzas de izquierda no representan ninguna alternativa viable o eficaz, hasta este momento.

Al Presidente y a la dirección política formal de Morena le es útil la actitud zigzagueante de Movimiento Ciudadano ya que en estas condiciones no podría formar parte de ningún bloque opositor para las elecciones del 2024, lo cual también explica la “actitud amistosa” que observa hacia el gobernador de Nuevo León, Samuel García, también del MC, que ha dejado de criticar a López Obrador, que sin duda, efectuará todas las maniobras políticas posibles para evitar una candidatura común de las fuerzas políticas que son contrarias a la continuación del proyecto de la cuarta transformación.

 

 

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