Las pasadas sesiones de la Cámara de Diputados en las cuales se aprobaron las leyes de ingresos y de egresos de la Federación constituyen un episodio, verdaderamente vergonzoso, de la excesiva concentración del poder político en manos del Presidente de la República, ya que los citados proyectos se aceptaron tal y como se presentaron originalmente, incluso desde el punto de vista gramatical, pues esto no había sucedido desde por lo menos hace 30 años en cuyo periodo el PRI ya había perdido la mayoría parlamentaria. Se trata de un retroceso político de grandes dimensiones que debería preocupar profundamente a todas las fuerzas políticas democráticas y progresistas pues sin duda se consolida el proyecto político que se propone la cancelación de la división de poderes, que señala la Constitución de 1917.