Hace un mes, en estas mismas páginas, expresábamos una serie de opiniones que advertían sobre el riesgo que implicaba que, de nueva cuenta, como sucedió durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, se manipulara políticamente la masacre de los estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa. Hoy debemos concluir que, en efecto, las críticas y los ataques enderezados contra el informe final de la comisión investigadora que encabezó Alejandro Encinas han sido muchas y son consistentes, formuladas desde las páginas del THE NEWYORK TIMES hasta las observaciones que realizó el Grupo de Investigadores Independientes. Hoy, como ayer, persiste el mismo propósito: excluir de toda responsabilidad política a los altos mandos del ejército y de nueva cuenta solo perseguir y castigar a algunos funcionarios políticos menores. Así fue en el pasado, así es hoy en el presente.